Qué hacer con los platos “vaca” que se venden mucho pero dejan poco beneficio

Platos vaca, caballo de batalla en la ingeniería de menús

En el menú de cualquier restaurante hay platos que se venden sin parar. Los clientes los piden casi sin pensarlo, el equipo los recomienda por costumbre, y aparecen en la mayoría de los tickets.

Pero cuando revisas los números… algo no cuadra con estos platos: vendes muchos, pero ganas muy poco.

A estos platos se les conoce como platos vaca (o también “caballos de batalla”). Son muy populares, pero poco rentables. Y si no los gestionas bien, pueden estar frenando la rentabilidad de tu restaurante sin darte cuenta.

En este artículo veremos cómo identificar los platos vaca de tu carta, por qué pueden ser un problema y qué hacer para que vuelvan a ser rentables.

🐄 ¿Qué son los platos vaca?

Los platos vaca son los que combinan alta popularidad con baja rentabilidad. Son los que más se venden, pero su coste de elaboración es alto porque llevan ingredientes caros o necesitan más trabajo para prepararlos.

En pocas palabras, requieren mucho trabajo… pero dejan poca ganancia.

Por ejemplo, una hamburguesa gourmet puede ser un plato vaca. Se vende mucho porque a la gente le encanta, pero puede dejar poca ganancia si lleva carne de alta calidad, quesos especiales, panes artesanales y además requiere más tiempo de preparación y montaje. Todo eso hace que el coste sea alto, aunque se venda bien.

Se les llama platos vaca o caballo de batalla porque tiran del menú, pero cuestan tanto de hacer que apenas dejan beneficio.

Cómo detectar tus platos vaca con la ingeniería de menús

Identificar tus platos vaca no es complicado. Solo necesitas hacer un análisis básico de ingeniería de menús. Y para eso, basta con fijarte en dos cosas muy simples:

  • Cuántas veces se vende un plato en un periodo determinado → Popularidad
  • Cuánto beneficio te deja por cada venta → Rentabilidad

Con esta información, puedes clasificar todos los platos de tu menú en una matriz como esta que organiza los platos en vaca, estrella, enigma y perro, según su popularidad y rentabilidad:

Tu objetivo con los platos vaca es mantener su popularidad, pero subir su rentabilidad. Es decir, que sigan siendo los favoritos del público… pero que también te dejen más dinero en cada venta.

Ejemplos de platos vaca en un restaurante

Los platos vaca están en los menús de todo tipo de restaurantes. Se venden sin parar… pero te dejan muy poco beneficio porque cuestan mucho en ingredientes, tiempo o trabajo. Aquí tienes algunos ejemplos:

  • Paletilla de cordero al horno: Un favorito en muchos restaurantes tradicionales. Se vende bien, sí, pero entre el precio del cordero y las horas de cocción, acabas ganando lo mismo que si hubieras vendido una sopa instantánea. Eso sí… ¡el olor es gloria bendita!
  • Ravioli de langosta con salsa de champán: Suena a lujo y celebración, pero detrás del nombre hay un coste altísimo: langosta, trufa, una salsa que parece salida de un laboratorio… y un margen de beneficio que desaparece más rápido que el champán en Nochevieja.
  • Costillas ahumadas con reducción de vino tinto: Cocción eterna, maquinaria especial, toneladas de carne y guarniciones que podrían alimentar a una familia entera. Todo ese esfuerzo… para acabar ganando lo mismo que con un bocata de jamón. Pero claro, ¿cómo quitarlas de la carta?
  • Gambas al ajillo: Un clásico infalible en las barras de todos los bares y en las marisquerías. Se piden solas, vuelan de la cocina… pero entre el precio del marisco y el aceite de oliva virgen extra (oro líquido, literalmente)… tu beneficio desaparece antes que las gambas del plato.
  • Risotto de setas y parmesano: Cremoso, sabroso… y eterno de preparar. Está en casi todos los menús italianos. Ingredientes caros, cocción que exige una atención constante y un desgaste tremendo para la cocina. Se vende mucho, sí, pero deja poco y agota bastante.

Los platos vaca cumplen su función: mantienen la cocina en movimiento y a los clientes contentos. No hace falta eliminarlos de la carta, pero sí te conviene tenerlos bien controlados: revisar los costes, ajustar las porciones y, si se puede, darles una vuelta para que además de vender… también te hagan ganar.

¿Cómo mejorar tus platos vaca?

Detectar tus platos vaca es solo el primer paso. El verdadero reto está en ajustarlos para que sigan siendo populares… y empiecen a dejar dinero. Aquí tienes algunas ideas para conseguirlo:

  1. Revisa precios y porciones: ¿El plato se percibe como “premium”? Sube un poco el precio, sin miedo. Si lo vale, se paga. También puedes ajustar gramajes o guarniciones sin que el cliente lo note (ni lo sufra).
  2. Cambia ingredientes con sentido común: No se trata de cambiar el plato por completo, sino de hacerlo rentable. ¿Usas langosta? Prueba con gambón. ¿Trufa fresca? Un aceite trufado te hace el apaño sin romper el presupuesto.
  3. Revisa los costes cada mes: Los precios cambian todo el tiempo, y un solo ingrediente que suba sin que te des cuenta puede hacer que pierdas todo tu beneficio. Ten tus números al día. Esto no es opcional.
  4. Simplifica la producción: Estandariza la mise en place. Si tienes platos como costillas o cordero, cocínalos en lote y regenera al momento del servicio. Ahorras tiempo, evitas estrés y mejoras la eficiencia.
  5. Reduce su visibilidad en la carta: No los pongas en las zonas “calientes” del menú (como el centro o la esquina superior derecha). Así no dejas de venderlos, pero das más protagonismo a los platos más rentables.
  6. Y si nada funciona… pregúntate si deben seguir ahí: Si después de todo siguen sin ser rentables ni aportar valor real, tal vez sea momento de decir adiós. Menos platos en la carta significa más enfoque, mejor control y más rentabilidad.
Lectura de interés
Platos estrella, vaca, enigma y perro: qué hacer con cada uno en tu carta

No se trata de vender más, sino de vender mejor

Que un plato se venda mucho no significa que te esté haciendo ganar dinero. Puede llenar el salón, sí… pero si no deja margen, no llena la caja.

Por eso es tan importante identificar bien tus platos vaca: gustan, se piden mucho, pero si no los ajustas, pueden jugar en contra de la rentabilidad de tu negocio.

La solución está en encontrar el equilibrio entre popularidad y rentabilidad. A veces, con solo hacer un cambio pequeño en un plato puede salvar tu rentabilidad de todo el mes.

Tu carta no necesita más platos. Necesita que cada plato trabaje para ti, no en tu contra.

👉 ¿Quieres una herramienta práctica para detectar tus platos vaca? Usa esta plantilla de ingeniería de menús y descubre en minutos qué platos están impulsando tu rentabilidad… y cuáles la están frenando.

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